Los pajaritos cantan, las nubes se levantan, que sí que no, que caiga un chaparrón.
Seguro que más de uno habéis reconocido la letra de la canción, para los que no, es un fragmento de la canción popular el patio de mi casa.
Pues esta primavera ni las nubes se levantan, ni chaparrón, ni los pajaritos cantan. Y todo gracias al cambio climático y a la presión que sufre la fauna y flora de las ciudades por la acción del hombre. SEO/BIRDLIFE ha lanzado este año una campaña llamada “Aves de barrio” en la que intenta concienciar a la población mundial del descenso en el número de aves que normalmente se pueden encontrar en la ciudad. El 20 de marzo de cada año se celebra el día del gorrión, un ave menospreciada por muchos. Ahora yo os planteo la siguiente reflexión quizá hemos prestado demasiada atención a aves como el águila imperial, el buitre leonado, el halcón tagarote, etc. y hemos olvidado otras más comunes. Pues yo pienso que sí.
SEO/BIRDLIFE advierte de que el gorrión se ha convertido en una especie que está desapareciendo de manera silenciosa. En concreto en SEO/BIRDLIFE alerta de la pérdida de 30 millones de gorriones en España, en la última década. En ciudades como Londres, esta especie, incluso ha llegado a desaparecer. Estos programas de seguimiento que realiza SEO/BIRDLIFE son posibles gracias a las ayudas de la población y a los voluntarios que de manera desinteresada se dedican a este estudio.
Pese a que el gorrión es una especie que ha pasado inadvertida durante muchos años, tiene grandes beneficios en los ecosistemas. En primer lugar son un indicador de la biodiversidad del entorno, si la población de esta especie animal disminuye es un indicador de hay más especies animales y vegetales que están desapareciendo. En segundo lugar ayudan a la polinización, ya que los gorriones consumen semillas que son trasportadas en su intestino y que cuando sean expulsadas al exterior con las heces de los animales pueden puede que esta semilla florezca.
Las causas que han propiciado la disminución de esta especie son varias. Los gorriones tienden a nidificar en los huecos de los árboles, estos huecos en los árboles surgen cuando el árbol ya es viejo, en la actualidad para evitar la caída de ramas y troncos se talan los árboles más antiguos, por lo que los gorriones pierden un lugar donde establecer sus nidos. Otro de los sitios típicos donde los gorriones anidan es en los huecos de los edificios, pero las construcciones más modernas donde abunda el hormigón y las vidrieras ya no tienen espacios ni huecos, donde estas especies puedan anidar.
El uso excesivo de insecticidas y pesticidas está acabando con las fuentes de alimento de estos pequeños animales, por lo que ante la falta de alimento muchas especies mueren, ya que se alimentan de semillas.
El aumento de especies competidores también afecta al número de gorriones que encontramos en la ciudad, especies como la paloma o los gatos son grandes enemigos de estas pequeñas aves.
Las construcciones modernas donde el ladrillo, el cemento y el hormigón son los reyes de la construcción hacen que aumenten el fenómeno térmico conocido como isla de calor, estos materiales absorben el calor que el sol irradia por la mañana y lo libera por la noche, elevando la temperatura nocturna. Para combatir el calor los humanos usamos sistemas de refrigeración que liberan a la atmosfera CO2. Por otro lado para combatir ciertas especies animales que destruyen nuestras cosechas abusamos de pesticidas e insecticidas. Todas estas acciones se añaden a la lista de acciones perjudiciales para los gorriones.
Es curioso, pero el gorrión es una especie animal muy ligada al ser humano, de hecho no la encontramos en zonas alejadas de las urbes, ni en zonas de alta montaña, ni en bosques frondosos. Si los factores que anteriormente he numerado afectan a esta especie haciéndola desaparecer en muchos casos, esto indica que estas acciones también son perjudiciales para el hombre, y que podemos llegar a desaparecer. De hecho recientemente distintos medios de comunicación han alarmado del creciente número de muertes producidas por la contaminación, sobre todo personas que padecían problemas pulmonares o cardíacos.
Una solución es ruralizar las ciudades, crear más zonas verdes. Parques, jardines, utilizar las terrazas para crear huertos, colocación de jardines verticales para evitar el efecto isla de calor. Evitar la tala de árboles en los centros de las ciudades, colocación de fuentes, y un sinfín de medidas que se pueden realizar. Así que os animo a todos a apostar por lo verde.
