Naturaleza y fotografía, dos de las cosas que más me gustan me gustan se unen en la exposición de Chema Madoz. Por eso no podía dejar escapar esta oportunidad para hablar de esta exposición. La he descubierto por casualidad, mientras veía las noticas de la noche. No sé si tendrá algo que ver que se esté celebrando la COP25 para que esta exposición haya tenido lugar o ya estaba programada. Solo tengo una idea clara, a través de sus fotografías muestra una forma fascinante y creativa de mostrar la naturaleza a través de la fotografía.
Pese a que la muestra había estado antes expuesta en la sala de exposiciones de la Escuela de Arte José María Cruz Novillo, de Cuenca. No ha sido hasta ahora cuando la he conocido, una verdadera pena. Los fotógrafos muchas veces jugamos en nuestra mente con nuestras instantáneas y soñamos realizar diversas creaciones, unas llegan a buen puerto y otras no, todo dependerá de nuestras capacidades con Photoshop y otros programas de edición.
Tras ver en la televisión algunas de las creaciones de este fotógrafo no me queda nada más que decir bravo. Lo que para muchos puede ser una simple hoja en el suelo, Chema Madoz lo ha transformado en una carta, se pueden observar las letras mecanografiadas en la hoja a modo de folio. O notas colgando de un árbol simulando frutos desnudos.
Una fotografía en blanco y negro a la mayoría le puede parecer algo sobrio, simple, frío. Pero tienen un encanto difícil de transmitir por las fotografías en color. Al principio de iniciarme en el mundo de la fotografía pensaba que cualquier instantánea se podía poner en blanco y negro, y que transmitiría igual que una a color. Con el tiempo aprendí que esto no es así, las fotografías en blanco y negro deben transmitirnos algún tipo de emoción. El estilo minimalista de estas fotos otorga toda la importancia al sujeto u objeto que encontramos en la fotografía. De hecho se podría decir que las fotografías en blanco y negro son unas de las más difíciles de realizar.
Luz absoluta o su total ausencia, eso es la fotografía en blanco y negro. Chema Madoz utiliza con esta teoría a través de 62 fotografías, y juega con la naturaleza, consiguiendo una excepcional exposición, que podemos ver en el Jardín Botánico de Madrid. El periódico Europa Press explica que Madoz juega con la naturaleza como un niño para lograr imágenes evocadoras, agresivas o con humor que surgen en el momento más inesperado. Ahora os pregunto yo ¿No deberíamos mirar el mundo como niños, para ver más allá de nuestras narices? ¿No os ha pasado que en el momento más inesperado veis una súper fotografía?
En fotografía se puede decir que hay dos tipos de corrientes, los más innovadores que juegan con la fotografía en todos los sentidos, y los ortodoxos que piensan que la fotografía no se debería retocar. Yo soy de las que piensa que sí se debe retocar y jugar con ella.
La muestra se podrá visitar hasta el próximo 1 de marzo de 2020, así que si visitáis la ciudad de Madrid ya tenéis un lugar que visitar. La temática de las fotografías es muy diversa, veremos representado el mundo animal, vegetal, mineral creando una exposición única. Dedales transformados en macetas, cubos de hielo convertidos en regalos, espinas de las rosas aumentadas.
Los títulos de las fotos es otro apartado característico, las fotografías carecen de estos, Chema dice que corta las alas a la imaginación del que visita la exposición.
Si después de esta descripción y ver alguna de las fotografías no te han entrado ganas de visitar la exposición, es que la fotografía y la naturaleza no son lo tuyo.





