Hace un tiempo vi en Facebook que la revista ELLE comentaba que la marca de cosméticos MAC, había sacado una nueva gama de barras de labios, estas estaban diseñadas por una tetracrómata. Al leer, la curiosidad empezó a correr por mis venas. En primer lugar, por ver cómo eran dichas barras; y en segundo lugar, una vez observadas estas, la curiosidad era…. ¿Cómo vería un tetracrómata estas barras?, así que os voy a contar que es el tetracromatismo.
¿Qué es el tetracromatismo?
En nuestra retina se encuentran normalmente tres tipos de células encargadas de la visión del color, los conos. Podemos clasificar los tonos en tres tipos, cada cono será sensible a un tipo específico de longitud de onda (rojo, verde, azul). La recepción de cada rango del espectro visible se debe a que cada cono tiene en su interior distintas sustancias llamadas, opsinas:
-Eritropsina tiene mayor sensibilidad para las longitudes de onda corta (rojo).
–Cloropsina tiene mayor sensibilidad para las longitudes de onda media (verde).
–Cianopsina tiene mayor sensibilidad para las longitudes de onda larga (azul).
Por esto comúnmente a los conos se les conoce como conos: conos S (onda corta), conos M (onda media), conos L (onda larga). Siglas procedentes del inglés short, medium, large. La razón por la que no vemos solo en estos colores es por la “intensidad” con la que la longitud de onda es reciba en estas células.
Alteraciones genéticas del tetracromatismo
Pues bien, en el caso del tetracrómata en su retina, en lugar de haber tres tipos de conos hay cuatro, este cuarto cono estaría a medio camino entre el rojo y verde. Esto proporciona una capacidad de discriminar color mayor que la mayoría.
Esta diferenciación se debe a la situación de los genes del color en los cromosomas sexuales. Para ser más exactos este gen se sitúa en el cromosoma X, se ha estudiado que dado que las mujeres poseen dos cromosomas X, algunas podrían ser portadoras de alguna variante de pigmento y, por lo tanto, tendrían la cualidad de ser tetracrómatras, cuando el resto son tricromías. Es decir, son capaces de distinguir más colores.
Un estudio sugiere que aproximadamente 2-3% de las mujeres podrían tener este cuarto tipo de cono. Otros estudios sugieren que el porcentaje podría ser mayor en torno al 50% de las mujeres y 8% en los hombres, ya que muchos de estos casos no estarían diagnosticados.
¿Cómo funciona el ojo de un tetracrómata?
La información sobre como el ojo actúa en estos casos prácticamente se desconoce, ya que son pocos los casos diagnosticados. Además, una dificultad añadida es que el procesamiento del color se produce dentro del nervio óptico.
Se barajan dos posibilidades, la primera sería que el ojo manejara la información procedente de este cono de manera separada a la del resto, la segunda posibilidad sería que el ojo mezclara en algún canal preexistente la información de este cuarto cono.
Una de las posibles pruebas para la detección del tetracromatismo puede ser la observación de una lámina del test de Ishihara como la siguiente:
Los sujetos normales no observarán nada en concreto, solo puntos de diferente tamaño del color que corresponda, pero los sujetos tetracrómatas, si eres capaz de distinguir las letras que hay en su interior, eres tetracrómatra.
Barras de labios tetracrómatas de MAC
En la imagen de abajo, os muestro las barras que antes os he comentado. Pero me apuesto lo que queráis a los que no hayáis leído este artículo de la revista ELLE, seas óptico, estéis relacionados con el mundo de del diseño y sea importante el tema, o padezcáis esta anomalía, no tenéis ni idea de lo que es un tetracrómata. Pues bien, espero que después de haber leído este artículo ya sepáis lo que ven las personas que tienen esta «patología».
Concetta Antico y el tetracromatismo
En septiembre de 2014, la BBC publicó la curiosa historia de Concetta Antico, una profesora que llevaba a sus alumnos al parque para impartirles una lección de arte, a sus alumnos les preguntaba por los distintos matices de los colores que los rodeaban. «Les decía, ‘Miren la luz en el agua: ¿pueden ver el rosado que reluce a través de la roca? ¿Pueden ver el rojo en el borde de esa hoja?'». Ellos asentían con la cabeza.
Años más tarde se enteró de que sus alumnos por prudencia y respeto no le decían la verdad. Los colores que esta profesora observaba eran invisibles para sus alumnos. Y es que esta mujer era tetracrómata. Veía lo invisible para el resto de las personas, no quiero decir que tuviera superpoderes y pudiera ver en la gama del ultravioleta, sino que era capaz de distinguir una serie de colores que el resto no podemos.
Según afirma Antico, lo que para nosotros es un aburrido camino gris de gravilla, para ella brilla como una vidriera de una joyería. «Para mí, las pequeñas piedras sobresaltan de color anaranjado, amarillo, verde, azul y rosa», dice ella. «Me sorprendí mucho cuando me di cuenta de lo que los otros no son capaces de ver».
¿Todos, vemos los colores iguales?
La respuesta a esta pregunta es clara, NO. Mi rojo no es tu rojo, y si nos comparamos con los tetracrómatas sí que no hay lugar a discusión. Pero es que está demostrado científicamente que hay una gran diferencia en la percepción del color entre hombres y mujeres. La siguiente imagen lo demuestra. A esto hay que añadir si tienes algún tipo de patología extra que dificulte el proceso de observación.
Por último, si quieres conocer más curiosidades, te invito a que visites la sección «Todo depende del cristal con el que se mira» donde cuento curiosidades relacionadas con la óptica y la optometría.