Un mal que cada vez aqueja a más personas, la pobreza energética. La pobreza energética es la situación que vive un hogar ante la incapacidad de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando la unidad se familiar se ve obligada a destinar parte de su presupuesto al pago de la factura energética.

En muchos hogares esto se traduce en que los habitantes de un hogar se ven obligados a reducir el confort térmico. Según la norma ISO 7730 es una condición mental que expresa la satisfacción con el ambiente térmico, el confort depende de varios parámetros como son: temperatura del aire, la velocidad del aire, humedad relativa, actividad física, cantidad de ropa y metabolismo. La falta de confort térmico no solo se debe a bajos ingresos, en la actualidad muchos hogares se están sometido a esta pobreza energética debido a los elevados precios de la energía, a esto hay que sumar una ausencia de eficiencia energética en los edificios (falta de aislamiento). Por eso el papel de los especialistas en la eficiencia energética es de gran importancia en la actualidad, la figura de los arquitectos, técnicos de medio ambiente, peritos etc, se va hacer indispensable en un futuro.
Hay dos tipos de pobreza energética, en los países desarrollados es la incapacidad de pagar las facturas. En los países en vías de desarrollo se trata de un problema de acceso a la fuente que suministra la energía.
En el año 2014 la asociación de ciencias Ambientales realizó un estudio en España sobre la situación de los hogares españoles en cuestiones energéticas “Pobreza Energética en España. Análisis de Tendencias”. En 2012 más de un 17% de los hogares de España destinaban un 10% de sus ingresos anuales al pago de las facturas energéticas. Esto se traduce en que 4 millones de personas son incapaces de mantener su vivienda en una temperatura adecuada en invierno. España es el cuarto país de Europa en el que sus ciudadanos declaran su incapacidad para mantener su vivienda a una temperatura adecuada, pese a la climatología favorecedora de la que se disfruta en España.
Un punto de inflexión supuso el invierno del año 1956, en ese año Europa sufrió durante un mes unas heladas excepcionales y un frío intenso, convirtiéndose en uno de los inviernos más fríos y duros de Europa y España desde que existen registros. Este frío extremo entró en España la noche del 1 de febrero y se extendieron rápidamente por toda la Península Ibérica. La masa de aire frío proveniente de Siberia, llegó a España con temperaturas de -15º a 1500metros de altitud, en la superficie terrestre esto se traducía en mínimas de -4,6º en Barcelona; -1,2º en Almería, -8,1º en Granada. El frío congeló cañerías dejando sin suministro tanto a los hogares españoles como a las fábricas. Las fuentes naturales de agua como son los ríos, estanques permanecieron días congelados, el hielo llegó hasta la orilla del mar. En los Pirineos se batían temperaturas de record alcanzando hasta los -32º. Si esta ola de frío causó tales estragos en bienes materiales, la población de aquella época que disponía de peores medios también sufrió las consecuencias de este frío extremo, según testimonios de personas que vivieron esa ola de frío, toda la familia dormía junta en la habitación donde estaba la chimenea, y siempre había una persona encargada de mantener la lumbre viva al 100%. En Europa los daños fueron ingentes. Se totalizaron unas 1.000 víctimas mortales. El mayor incremento se produjo entre los días 4 y 17 con 650 fallecidos. El problema tuvo una magnitud tal, que los U.S.A bajo la presidencia del General Dwight Eisenhower “Ike” resolvió enviar a Europa 2.000 toneladas de alimentos y 140.000 toneladas de carbón. Recordemos que la II Guerra Mundial había concluido en 1945 y Europa estaba en plena fase de recuperación económica.
Ese invierno fue recordado como “El invierno que mató los olivos”. La crudeza de esta ola de frío no se debió solo a las bajas temperaturas sino más bien a la duración, la ola de frío se extendió desde el 2 de febrero hasta el 22 del mismo mes. Por estas difíciles condiciones que vivió la Europa se decidió dedicar una semana a concienciar a la población sobre las situaciones que viven las personas que no tienen un acceso pleno a ese confort térmico y energético.
Ahora yo os planteo la siguiente reflexión ¿Qué pasaría si Europa sufriera de nuevo una ola de frío tan intensa? En primer lugar muchas zonas de España quedarían incomunicadas, causando una carencia de muchos alimentos. Muchos pensaréis ¡Bah! Mientras esté en mi casa con mi brasero no hay problema, nada más lejos de la realidad, las redes de suministro eléctrico se congelarían además el suministro de agua también se vería afectado. Dada esta situación muchos viviríamos las difíciles condiciones en las que viven mucha de la población española. Nos veríamos envueltos en mantas (quienes las tengan) y alumbrándonos con una vela, en muchas casas no se podría ni cocinar.
Así que todos deberíamos plantearnos que hacer frente a este grave problema de eficiencia energética que vivimos en Europa, y no yendo tan lejos, que se viven en España. Quizá tu vecino esté viviendo esta situación y tú no lo sepas. Yo tengo claro que la primera medida a tomar está en manos de los políticos, si te fijas en tu factura de electricidad, no pagas tanto por tu consumo, sino por los impuestos que tu consumo lleva asociado.




